La casa para los que vinimos de nuestros países a los Estados Unidos, fue en un tiempo lo que denominábamos “El Sueño Americano”. Por ese sueño "nos matamos trabajando” para conseguirlo y cuando lo conseguimos fue que nos enteramos que si no sabemos manejarnos, ese sueño se nos convierte en nuestra peor pesadilla (repito, si no sabemos manejarnos)
Estando en New Jersey pude comprobar una tesis que el que me oye piensa que no tiene ningún sentido.
Desde que comencé a envejecer y a contemplar el sueño americano desde otro ángulo, comencé a cocinar la idea de invertir en la vivienda lo necesraio para acomodarla a nosotros sus ocupantes.
En esta nueva generación el arreglo de una casa está gobernado por las leyes de las tendencias, se invierte mucho dinero para llevarla al punto de lo que está en tendencia, muchas veces aunque lo que está en tendencia no sea lo que acomoda a los viejos que en esa casa viven.
Lo malo de todo eso es que si hacemos esa inversión para hacer la casa más atractiva en el mercado de los bienes raíces y poderla vender “bien vendida” (aunque no esté dentro de los planes venderla) lo único que habremos hecho es tirar el dinero al zafacón de la basura porque quienes la van a comprar son una pareja de gente jóvenes (no es otro viejo de setenta u ochenta anos) y esta pareja joven va a deshacer todo lo que nos costó tanto sacrificio y la va a remodelar con todo lo que esté en tendencia en ese momento.
Mi consejo, acomode su casa conforme a las necesidades de una persona mayor, de un envejeciente que no puede tener obstáculos que le vayan a producir una caída, porque entonces los hijos van a tener que venderla para cubrir los gastos de hospital y su sueño americano por el que usted se mató trabajando se le convierte en una verdadera pesadilla.