Cuando yo me casé, la
costumbre era que la madre de la novia, “le preparaba la boda”. Esto implicaba
que le compraba el traje de novia, cubría los gastos de la recesión y
dependiendo de sus posibilidades le regalaba algunos de los ajuares de la
casa: una tostadora, una licuadora , un juego de utensilios de
cocina: cucharas, cuchillos y tenedores, un
juego de ollas y un reloj de pared para la cocina, simulando un frutero o “el Gato Felix”.
En la despedida de soltera le llevaban juego de sabanas, toallas, un jarron de cerámica que vendían en la casa de los regalos de la 181 y otras decoraciones y biscuices.
El novio por su parte
alquilaba un apartamentito con paredes forradas de paneles, con un dormitorio
que era lo que podía pagar, tenia que buscar
tres meses por adelantado, uno del “security”, el primer y el ultimo mes.
Tenia que amueblar ese
apartamento, un juego de aposento, uno de sala ( si los muebles eran
de tela, los mandaba a forrar de plástico) y un juego de comedor de cuatro
sillas, si habían posibilidades compraba un estante para la sala, con su
televisor y un tocadisco.
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